Bajo los sombríos estrados de mi mente
Encima de los besos añorados fugazmente
Sobre las almohadas llenas del calor gélido de vacío
Siento un poco taciturno el frío de tu aliento.
Humedad, soledad, luces variopintas, flashes reccotinianos
Mi mente vuela, los truenos de mi corazón explotan
la vida corre, camina, atrapa estelas en medio de los evos
y mi esperanza se llena de llamas de ilusión que se
desvanecen
en un ti, que no es fenómeno heiddegeriano,
como mi alma lo añora.
En medio del calor de un cuerpo busco
Busco la quimera, la felicidad, los instantes de locura que
llenen el alma
Pero el espacio entre lo físico y lo emocional es
inabarcable
La angustía de la separación de nuestra imperfección agobia
El Dios, el creador, el inicio fue cruel
El hoy es terrible, es el sufrimiento que grita mi voz.
Espacio y tiempo, cuerpo y alma, cárcel y libertad
Dualidades que en el amor se cree se superan
Realidad que en el instante profundo de nuestra redención
racional
No puede, aunque trate, de atrapar en la energía del
universo
La unión, la satisfacción, la trascendencia espiritual
Que desde el principio se ha querido alcanzar y,
Desde el inicio ha sido un deseo improductivo e inútil.
Quiero, añoro, espero, suspiro y reclamo
No hay más, sólo una locura contenida
Un aceptar verdades incompletas, preguntas sin respuestas
Sueños inalcanzables, esperanzas sin espera.
Sueño, sólo eso, sueño; aunque no sea verdad.